Más allá del cumplimiento de las normas legales vinculantes para cada industria hard law, es común que los abogados, ya sea como asesores externos o como abogados in-house, aconsejemos a las empresas adoptar e incorporar criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG por sus siglas en español y ESG, en inglés).
La retórica que gira en torno a las buenas prácticas ASG, se enfoca principalmente en lo que se conoce como inversiones socialmente responsables y en general, a la relevancia e interés que ha cobrado este tema entre muchos inversionistas. Sin embargo, existe un reto muy importante que consiste en que las prácticas ASG sean adoptadas por el hecho de reconocer el valor que tales prácticas generan para los negocios y las personas que hacen parte de los mismos. Inclusive, el desafío será cambiar los estereotipos que históricamente han predominado en el mundo empresarial.
Innegablemente los criterios de diversidad e inclusión ganan protagonismo en materia ASG. Algunas iniciativas cómo la creación del Índice de Igualdad de Género de Bloomberg (GEI) que tiene como finalidad reflejar y visibilizar el desempeño y compromiso de las empresas listadas en bolsa en relación con prácticas y políticas enfocadas a fomentar la igualdad de género o el programa Target Gender Equality (TGE) de Organización de Naciones Unidas (ONU) que pretende promover e impulsar prácticas para combatir la brecha de género entre hombres y mujeres en materia laboral, han puesto de manifiesto la importancia de fomentar entornos laborales inclusivos y dinámicos y nos permiten pensar que en un futuro cercano la equidad de género será un tema de negocio e incluso un factor determinante para la rentabilidad y valor de mercado de las empresas.
Desafío en la industria legal: igualdad.
En cuanto al sector legal, si bien aún hay grandes desafíos en materia de equidad de género, la diversidad e inclusión se han vuelto parte importante de la agenda, en una industria que tiene el potencial de ser un referente en la materia.
Considero importante destacar que varias firmas de abogados están promoviendo cambios en la cultura empresarial, haciendo posible que cada vez más mujeres ejerzan cargos directivos y de liderazgo. Destaco como ejemplo a Baker McKenzie la cual fue la primera firma global de abogados en establecer objetivos de género ambiciosos bajo la estrategia “40:40:20”. Esta pretende garantizar que los socios, profesionales de negocios sénior, directivos del comité de la firma y grupos de candidatos para reclutamiento estén compuestos en un 40 % de mujeres, en un 40% de hombres y en un 20% flexible (mujeres, hombres o personas no binarias) para 2025.
Adicionalmente, me gustaría destacar importantes avances en las ramas y órganos del poder público en Colombia que tradicionalmente han sido conformados y liderados por hombres. Actualmente cuatro de los nueve magistrados titulares de la Corte Constitucional de Colombia son mujeres. Incluso, ejercen cargos de presidente y vicepresidente de dicha corte.
Asimismo, en 2022 por primera vez, se logró que la participación de las mujeres en el Congreso de la República de Colombia se acercara al 30%, superando el promedio global que es de 26,1%, según datos de la Unión Interparlamentaria (IPU, por sus siglas en inglés).
Estos datos son esperanzadores y reflejan avances en materia de equidad de género. Seguir promoviendo y dando visibilidad a la igualdad de género en la industria legal convirtiéndola en un referente para otros sectores de la economía es una manera de fomentar el interés y seguir construyendo el camino para lograr una cultura empresarial diversa, incluyente y empoderadora.
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